17 de Octubre de 2006
Las siete razones del 7 a 0 (Infobae)
Las diferencias entre Estudiantes y Gimnasia fueron abismales. El conjunto de Diego Simeone tuvo una tarde en la que le salieron todas. Y a su rival, por el contrario, no le salió una.´
El fútbol tiene estas cosas: una tarde uno se levanta y sabe que va a jugar un partido importante pero recién a medida que pasan los minutos –o desde que arrancó ese partido importante- empieza a tomar conciencia de lo que ocurre.Nadie en La Plata habrá creído que un siete a cero era posible. Ni la gente de Estudiantes, ni la de Gimnasia. Menos el presidente del “Lobo”, Juan José Muñóz, quien derrochaba optimismo y prometía departamentos por cada gol.Bueno, al menos los departamentos le quedarán para el próximo clásico, porque en este, el de ayer, pocas ganas le habrán quedado hasta de entrar a ver la cocina.Y hablando de cocinas, Estudiantes es el que cocinó el clásico de entrada. Porque le salieron todas. Diego Galván hizo dos y fue tan importante en la goleada como Mariano Pavone y José Luis Calderón, quienes tuvieron una de esas tardes que se recordarán por siempre en La Plata. Hasta Pablo Lugüercio tuvo lugar para su aporte.Estudiantes fue más que Gimnasia en todo sentido. A continuación, las siete razones por los que se produjo un resultado tan abismal. Uno. El gol de Diego Galván. Hizo el primer tanto cuando el partido recién comenzaba. Esto significó un baldazo de agua fría para los de Gimnasia.Dos. Una delantera letal. A José Luis Calderón y Mariano Pavone les salieron todas y entre ambos anotaron cinco de los siete goles con los que Estudiantes aplastó a Gimnasia.Tres. Juan Sebastián Verón. Demostró que su calidad sigue intacta. Fue criticado en esta sección cuando no tuvo un arranque de buen nivel en el comienzo del torneo, pero con las fechas fue ratificando su calidad y hoy no sólo es el alma de Estudiantes, sino también uno de los mejores jugadores del torneo.Cuatro. Los nervios de uno, la frialdad del otro. Los goles le dieron a los jugadores de Estudiantes, con el correr de los minutos, la tranquilidad necesaria para manejar el partido. A los de Gimnasia les pasó todo lo contrario. El nerviosismo les fue ganando y la impotencia hizo lo suyo.Cinco. El estado físico. Estudiantes tuvo más resto que su rival. Esto le sirvió para presionar en el medio y darle la posibilidad a Verón de manejar los tiempos y así abrir el juego hacia los delanteros.Seis. El optimismo y el decaimiento. A medida que se hacían lo goles, en Estudiantes el optimismo empujaba hacia delante. En Gimnasia fue ganando la desazónSiete. Diego Simeone. Ratificó su gran sello como entrenador. Pudo plasmar en Estudiantes lo que insinuó en Racing pero no le dejaron terminar. Generó una forma de jugar al fútbol que hoy pone al equipo platense entre los primeros de la tabla de posiciones.

El fútbol tiene estas cosas: una tarde uno se levanta y sabe que va a jugar un partido importante pero recién a medida que pasan los minutos –o desde que arrancó ese partido importante- empieza a tomar conciencia de lo que ocurre.Nadie en La Plata habrá creído que un siete a cero era posible. Ni la gente de Estudiantes, ni la de Gimnasia. Menos el presidente del “Lobo”, Juan José Muñóz, quien derrochaba optimismo y prometía departamentos por cada gol.Bueno, al menos los departamentos le quedarán para el próximo clásico, porque en este, el de ayer, pocas ganas le habrán quedado hasta de entrar a ver la cocina.Y hablando de cocinas, Estudiantes es el que cocinó el clásico de entrada. Porque le salieron todas. Diego Galván hizo dos y fue tan importante en la goleada como Mariano Pavone y José Luis Calderón, quienes tuvieron una de esas tardes que se recordarán por siempre en La Plata. Hasta Pablo Lugüercio tuvo lugar para su aporte.Estudiantes fue más que Gimnasia en todo sentido. A continuación, las siete razones por los que se produjo un resultado tan abismal. Uno. El gol de Diego Galván. Hizo el primer tanto cuando el partido recién comenzaba. Esto significó un baldazo de agua fría para los de Gimnasia.Dos. Una delantera letal. A José Luis Calderón y Mariano Pavone les salieron todas y entre ambos anotaron cinco de los siete goles con los que Estudiantes aplastó a Gimnasia.Tres. Juan Sebastián Verón. Demostró que su calidad sigue intacta. Fue criticado en esta sección cuando no tuvo un arranque de buen nivel en el comienzo del torneo, pero con las fechas fue ratificando su calidad y hoy no sólo es el alma de Estudiantes, sino también uno de los mejores jugadores del torneo.Cuatro. Los nervios de uno, la frialdad del otro. Los goles le dieron a los jugadores de Estudiantes, con el correr de los minutos, la tranquilidad necesaria para manejar el partido. A los de Gimnasia les pasó todo lo contrario. El nerviosismo les fue ganando y la impotencia hizo lo suyo.Cinco. El estado físico. Estudiantes tuvo más resto que su rival. Esto le sirvió para presionar en el medio y darle la posibilidad a Verón de manejar los tiempos y así abrir el juego hacia los delanteros.Seis. El optimismo y el decaimiento. A medida que se hacían lo goles, en Estudiantes el optimismo empujaba hacia delante. En Gimnasia fue ganando la desazónSiete. Diego Simeone. Ratificó su gran sello como entrenador. Pudo plasmar en Estudiantes lo que insinuó en Racing pero no le dejaron terminar. Generó una forma de jugar al fútbol que hoy pone al equipo platense entre los primeros de la tabla de posiciones.
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